
El 14 de mayo de 1896, en vísperas de las fiestas de San Isidro, tenia lugar la primera exhibición pública en España del Cinematógrafo de los hermanos Lumière en uno de los salones del antiguo Hotel Rusia, en el nº 34 de la Carrera de San Jerónimo. El invento llegaba a Madrid tan solo cinco meses después de su presentación oficial en París y lo hacía con un programa similar con diez vistas documentales de unos 50 segundos de duración.
La prensa local había asistido a un pase especial la tarde anterior y la crónica del diario La Iberia del mismo 14 de mayo vaticinaba el éxito del nuevo ingenio señalando que «seguramente acudirá todo Madrid a contemplar lo que puede considerarse una verdadera maravilla». No se equivocaba: durante los siguientes meses, por el elevado precio de 1 peseta, los vecinos de la villa pudieron ver en pases de 15 minutos cómo la fotografía cobraba vida por arte de magia, «viéndose reproducidos los movimientos de las personas, el paso de los carruajes, la llegada de un tren y la ondulación de las aguas del mar, pero de una manera tan notable y con una perfección tal que no cabe más allá».
Recorte del artículo publicado en La Iberia el 14 de mayo de 1986. Fuente: Pascual Cebollada y Mary G. Santa Eulalia, Madrid y el cine. Panorama filmográfico de cien años de historia. Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid (2020).

No sería el primer contacto que tienen los madrileños con el cine: el año anterior descubrieron el Kinetoscopio inventado en EEUU por Edison, que solo permitía los visionados de forma individual, y tan solo tres días antes a la exhibición del cinematógrafo algunos asistieron a la primera proyección sobre pantalla con el Animatógrafo del inglés Robert W. Paul en el Circo Parish. Pero el invento de los Lumière se impondría en los corazones de los espectadores y los bolsillos de los primeros empresarios cinematográficos por la precisión de sus imágenes, el eco mediático que lo precedía, la rápida expansión internacional de sus operarios y el amplio catálogo de películas que impresionaron en sus múltiples destinos.
Primeras películas rodadas en España
El Cinematógrafo llegaría a Madrid de la mano de Alexandre Promio, operario enviado por los hermanos Lumière para exhibir el nuevo invento por estas tierras e invitar a los madrileños a viajar a otras a través de la pantalla. Un mes después de la primera exhibición, Promio aprovecharía su doble funcionalidad, cámara y proyector, para registrar una serie de vistas documentales en Madrid, consideradas las primeras películas de la historia del cine rodadas en nuestro país.
Probablemente el gusto por lo folclórico le llevaría a grabar La llegada de los toreros, en la que se puede reconocer al matador Luis Mazzantini y dos miembros de su cuadrilla. Filmada en las proximidades de la antigua plaza de toros de la Carretera de Aragón (o de la fuente del Berro), Promio dejaría de lado el edificio para centrar su atención en el movimiento de personas y carruajes, tema propicio para sacar el máximo partido a su aparato de «fotografías animadas».
Le seguirían dos testimonios urbanos de gran valor documental. En Puerta del Sol ofrece una preciosa vista ligeramente elevada sobre la icónica plaza, capturando sus fachadas colmadas de toldos de los comercios y el bullicio de peatones, carruajes y tranvías tirados por caballos que cruza la plaza. En Puerta de Toledo inmortaliza el cotidiano subir y bajar de los vecinos por la calle del mismo nombre a través de su imponente puerta monumental, a través de cuyo arco central se pueden observar al fondo los límites de la ciudad. Junto a ella se alzan una serie de edificios ya desaparecidos para dejar espacio a la actual glorieta.
Fotograma de Puerta del Sol (Alexandre Promio, 1986). Fotograma de Puerta del Toledo (Alexandre Promio, 1986).
Promio pasaría del trajín de las calles a la coreografía de los desfiles y las maniobras del ejército con una serie de películas rodadas en localizaciones estratégicas, tras conseguir el permiso de la reina regente María Cristina, prendada del invento tras asistir a un pase privado. En la plaza de la Armería del Palacio Real filma La salida de los alabarderos del Palacio Real y Guardia descendiendo del Palacio Real. Desde el cuartel militar de Vicálvaro, hoy ocupado por el campus de la Universidad Rey Juan Carlos, las escenas de Maniobras de artillería o Carga de los lanceros de la reina. Y en el antiguo cuartel de la Montaña de Príncipe Pío, sobre cuyos terrenos se erige en la actualidad el Templo de Debod, registró el elegante Desfile de un regimiento de ingenieros. En total 12 piezas que dan buena cuenta del nacimiento del cine en Madrid.
Vistas de la ciudad
A partir de este momento el cine pasó a formar parte de los programas de teatros, salones de variedades y algunos de esos jardines de recreo de la época que ofrecían descanso y ocio a los habitantes de la capital. El espíritu festivo de las proyecciones cinematográficas contagiaría también la temática de las películas, siendo común las piezas en las que se observa un Madrid en celebración, como recoge Bodas reales (1906), con motivo de la boda de Alfonso XIII en el entorno de la Iglesia de Los Jerónimos engalanado, o Carnaval en la Castellana (hacia 1902-1906), que muestra la animación del famoso paseo transitado por carruajes, carrozas e inundado de serpentinas.
Las calles y gentes de Madrid se convertirán así en protagonistas habituales de las películas, ofreciendo un testimonio audiovisual que permite viajar a ese Madrid de comienzos de siglo para, como en el juego de las 10 diferencias, asombrarse ante las semejanzas y descubrir los cambios vividos por la ciudad a lo largo de estos 125 años de historia del cine. En Madrid hacia 1910, uno de los primeros fondos digitalizados por Filmoteca Española, se invitaba a realizar un largo paseo cinematográfico por lugares señeros de la ciudad, entre calles, plazas y puentes donde encontramos niños y adultos devolviéndole la mirada a esa cámara que les observa con curiosidad.
Sorprende ver a los madrileños cruzando alegremente la plaza de Cibeles entre algún ocasional tranvía, con el reciente Edificio Metrópolis alzándose al fondo. Una elaborada panorámica nos acerca a las hileras de ropa tendida por las lavanderas en la ribera del Manzanares, en cuya cornisa asoma el Palacio Real y las primeras piedras de una catedral aun por construir. Como remate final, varias perspectivas nos invitan a viajar en el tiempo y a cruzar una Puerta del Sol abarrotada, kilómetro 0 de la vida de Madrid antes de serlo también de las carreteras del país.
Fotograma de Madrid hacia 1910. Ribera del Manzanares. Fotograma de Madrid hacia 1910. Puerta del Sol.
El camino hacia el cine sonoro
En estos inicios del cine en Madrid, el cinematógrafo iría ganándose poco a poco sus espacios. En 1899 se instala en la calle de Fuencarral el primer barracón cinematográfico, el Palacio de Proyecciones, y en 1905 lo hará el Coliseo Imperial, en la calle de la Concepción Jerónima, el primer local de mampostería. Pero durante su primera década de vida en Madrid en general convivirá en espacios con otros espectáculos. No debe extrañar por tanto que el teatro y la zarzuela sean unas de las principales fuentes de las que se nutran los tempranos largometrajes. Éxitos como La verbena de la Paloma (1921) de José Buchs, y La revoltosa (1924), de Florián Rey, ambas con escenas rodadas en exteriores de la ciudad aprovechando las fiestas populares, permitirían a los espectadores disfrutar en pantalla grande de las obras más sonadas del teatro y los ambientes más castizo de las verbenas de la capital. Fiestas que unos años después, con buenas dosis de humor, Ernesto Giménez Caballero invitará a recorrer en su «poema documental» Esencia de verbena (1930).
Para entonces el sonido ya había llegado al cine español. Lo hacía precisamente con El misterio de la Puerta del Sol (1929), melodrama de intrigas donde el director Francisco Elías aprovecha un vuelo en avión de los personajes para observar la ciudad desde el aire. Las Ventas, el Hospital de Maudes o la cornisa del Manzanares son algunos de los lugares por los que pasea la vista del espectador. Al fondo, los edificios de una Gran Vía recientemente construida se alzan imponentes hacia las alturas, de Madrid al cielo y del cielo al cine. Pero será la ajetreada Puerta del Sol la que una vez más capte la atención de los inquietos protagonistas y en la que se desarrolle el misterio que da título de la película. Esa misma Puerta del Sol que Alexandre Promio inmortalizó tres décadas atrás y en cuyas cercanías, a solo unos pasos, el misterio del cine llegó a Madrid.
Fotogramas de El misterio de la Puerta del Sol (Francisco Elías, 1929).
Mapeando Madrid: 125 años de cine
Coincidiendo con la celebración del 125 aniversario de los inicios del cine en Madrid con las primeras proyecciones y grabaciones cinematográficas en España, realizadas en Madrid en mayo y junio de 1986, Madrid Film Office abre al público un catálogo filmográfico georreferenciado y movie map que incorporan las localizaciones de largometrajes, series, anuncios, documentales y otras obras audiovisuales rodadas en la ciudad. Con el objetivo de poner en valor el extenso patrimonio audiovisual de la ciudad a lo largo de sus 125 años de historia, esta nueva sección alojada en la página web permitirá descubrir y explorar la gran variedad de espacios de la ciudad utilizados como escenarios de rodaje, sirviendo como base para la creación de rutas turísticas y otras actividades de divulgación y promoción de su rico patrimonio audiovisual.