
El realizador Daniel Calparsoro vuelve a reflexionar sobre la violencia en una película en la que Madrid brilla en sus secuencias más espectaculares y cuyas vías principales han sido cortadas y puestas a disposición de la narrativa, con el apoyo del Ayuntamiento de Madrid
Madrid Film Office se reúne con el director, los actores Luis Tosar e Inma Cuesta, y el jefe de localizaciones Valerio Marello para conocer cómo ha sido la búsqueda de espacios y el rodaje en la capital
El viernes pasado se estrenó en cines la última película de Daniel Calparsoro, Todos los nombres de Dios, protagonizada por Luis Tosar e Inma Cuesta y con guion de Gemma Ventura (53 días de invierno). Producida por TriPictures, Second Gen Pictures y Wanda Visión, el filme de 100 minutos de duración ha contado con el Director de fotografía, Tommie Ferreras (Cristo y rey, Debts); con la Dirección de producción de Poto Balbontín (Pared con pared, Parking); la Directora de arte Ana Alvargonzález (Juego de tronos, Pa negre); el editor Antonio Frutos (Cien años de perdón, El silencio de la ciudad blanca); el sonido de Sergio Bürmann (Dolor y gloria, Way down); y la música de Carlos Jean (Sky high, Lucía y el sexo).
Valerio Marello (Sky Rojo, La casa de papel) ha sido el responsable de coordinar al equipo de localizadores y proponer algunos de los espectaculares espacios donde se ha rodado la película. Con él y con Daniel Calparsoro y los protagonistas del filme hablamos sobre cómo ha sido el proceso de búsqueda de localizaciones y el rodaje en la ciudad de Madrid.
A treinta años de su debut con Salto al vacío (1995), el cineasta vasco Daniel Calparsoro tiene oficio suficiente para presentar un trepidante thriller de acción rodado en las arterias principales de Madrid, como son Gran Vía y el Paseo de la Castellana, cortada desde Neptuno hasta Emilio Castelar, y en calles centrales como Barquillo, el Puente de Eduardo Dato o las del barrio de Lavapiés, entre otras. Todo un reto tanto para el equipo técnico y artístico de Todos los nombres de Dios como para el Ayuntamiento de Madrid y fuerzas de seguridad que ha sido resuelto de manera positiva y con las menos molestias posibles a la ciudadanía gracias al entendimiento entre los diferentes agentes.
Todos los nombres de Dios aborda el terrorismo yihadista. Tras un atentado, Santi (Luis Tosar) es tomado como rehén por Hamza (el actor Nourdin Batán), el único terrorista superviviente. Un giro inesperado intercambia los papeles y Santi se convierte en una bomba humana caminando por la Gran Vía de Madrid con un chaleco cargado con explosivos. Los servicios de inteligencia, emergencia y los medios de comunicación unirán fuerzas para salvarle la vida.
Daniel Calparsoro comenta que no existía otro lugar mejor para grabar Todos los nombres de Dios que en la Gran Vía de Madrid. “Yo soy un enamorado de Madrid, es una ciudad muy viva, con muchos contrastes, encierra el retrato del mundo en el que vivimos y yo creo que se va a recibir una imagen muy positiva porque no solo se ve la belleza de Madrid sino que la acción de la propia película es muy impactante, muy potente”. Sobre la ayuda recibida por las instituciones para hacer posible el rodaje, señala: “Tuvimos mucho apoyo de Madrid Film Office, del Ayuntamiento, de los equipos técnicos, de todos, la única cortapisa era el tiempo, lo demás estaba ahí”.





Fotogramas de la película. ©Nicolas D’Assas
El rodaje tuvo lugar durante seis semanas entre octubre y noviembre de 2022 con un gran trabajo de coordinación. El resultado, desde el punto de vista de las localizaciones, es un retrato espectacular y diverso de Madrid. Unas imponentes vistas aéreas nocturnas y de día de la ciudad, tomadas meses antes del inicio del rodaje desde una biturbina, envuelven la película desde la primera secuencia. A ellas se suman las imágenes aéreas de la Gran Vía grabadas con dron.
Para el Jefe de localizaciones Valerio Marello éste es sin duda el trabajo del que más orgulloso se siente. “Cada proyecto tiene sus retos, en este había varias localizaciones de la ciudad de Madrid que eran complicadas e interesantes y además estaba esta localización principal, la Gran Vía, que necesitaba de un corte y de un control que no se había hecho nunca. Way Down cortó todo Cibeles y también los maratones lo hacen, pero no con esta magnitud”, señala Marello. “Y no es solo la Gran Vía, se han hecho también cortes superiores en diferentes calles, en la Castellana, en Barquillo, en Lavapiés, cortando el puente de Eduardo Dato, muchas cosas… Por eso ha sido tan importante la policía y el Ayuntamiento; nos han ayudado mucho”.
Rodaje en la Gran Vía
El mayor reto de la película ha sido la grabación de la Gran Vía. Una secuencia memorable de veinte minutos, filmada en toda la amplitud de plano en cuatro horas, durante dos domingos alternos en el mes de noviembre. Desde la Plaza de Callao hasta el cruce de Gran Vía con la calle Alcalá. Se rodó con varias cámaras, dron, steadycam, grúa pick-up con Ronin2, cámara en mano, y desde los vehículos de la Guardia Civil y los tejados de edificios.
“¿Cómo se consiguió? A través de reuniones previas, sabiendo si hay o no ganas y respaldo institucional. Y el Ayuntamiento de Madrid desde hace un par de años está muy comprometido con el audiovisual, porque es una forma muy fácil de promocionar Madrid y este proyecto era perfecto”, apunta Marello. “Tuvimos que intentar conseguir el máximo posible de los permisos del Ayuntamiento. Pero también estaba la parte técnica de movilidad, la policía. Conseguimos rodar dos días hasta las 12 del mediodía. Empezábamos a prepararlo por la noche; tenía que estar todo vallado como si fuera un maratón y tuvimos que cerrar también las bocacalles que dan a la Gran Vía con personal contratado por la productora y con patrullas de agentes de la policía, había como 20 o 25 coches. Se ha podido hacer porque ha habido mucho apoyo institucional”.


de Todos los nombres de Dios










Fotos de rodaje ©Madrid Film Office
Otras impactantes localizaciones
Entre los principales lugares de rodaje, además de la Gran Vía, se halla el exterior de CentroCentro y su Galería de Cristal, que recrea un centro comercial donde el protagonista, Santi (Luis Tosar) se despierta con el chaleco explosivo en el pecho. “Visualmente es impresionante; el interior y su exterior han salido muy bien”, apunta el localizador. “Íbamos a rodar en un centro comercial pero era difícil, con muchas restricciones. Entonces propuse CentroCentro, me encantaba y aún no se ha rodado mucho en él. Le gustó al director y de nuevo el Ayuntamiento nos ayudó y desde el propio CentroCentro. Creo que todos hemos quedado contentos con la experiencia”.


©Madrid Film Office
El Centro de Crisis tras el atentado se recrea en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo, sede del antiguo IFEMA, con grandes paredes de hormigón armado que resultaban óptimas para ambientar el búnker donde se reúne el gabinete de emergencia.
Otras localizaciones importantes son la tienda de electrónica en la calle Ave María y otros exteriores del barrio de Lavapiés, en el que tiene lugar una persecución; la casa de la familia de Hamza, en la Avenida Donostiarra; y el piso de los terroristas en Calle Gerardo Diego. El Bar Restaurante Iberia, donde se reúnen a desayunar los taxistas y también los Pabellones 7 y 8 de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, convertidos en el hospital donde la familia de Santi le busca tras la explosión y su desaparición.


Destacan asimismo las imágenes de Madrid de noche y madrugada que se ven desde el taxi de Santi: la Glorieta de Rubén Darío, de Bilbao y de Alonso Martínez; las calles de Almagro, Sagasta y Luchana y el Paseo de Eduardo Dato…
“Lo bueno de la película es la variedad de localizaciones que ofrece, espacios grandes con cortes exteriores, CentroCentro interior y exterior, la toma del camión en medio de la Castellana, la localización final donde termina todo que es un sitio abandonado a las afueras de Madrid. Pero también hay carreteras de montaña, una presa…”, explica Marello. “Una de las cosas que más me gusta son las casas de los terroristas, pisos pequeños en la Avenida Donostiarra que crean la realidad en la que podrían vivir este tipo de personajes”.
La película también ha contado con interesantes localizaciones fuera de la ciudad de Madrid como es el aeródromo de Ciudad Real, una infraestructura semiabandonada. Gracias al trabajo conjunto de arte y VFX recrea la zona de embarque del terminal del Aeropuerto Adolfo Suárez Barajas-Madrid. La secuencia en el aeropuerto necesitó 400 extras moviéndose entre los escombros y 100 técnicos fuera de plano.
Están además las hermosas imágenes del Embalse del Atazar en el km 80 de la carretera de Burgos donde tiene lugar la pelea y posterior acercamiento entre Santi y Hamza; la zona de Rascafría en la que se desarrolla la secuencia del accidente; la estación de servicio en la Ctra.N-I; y la zona industrial en Arcelor, en Leganés, en la que se desarrolla la acertada y trepidante secuencia final.
“Me he sentido bastante libre al proponer espacios al director, nos hemos entendido muy bien. Calparsoro sabe cómo rodar, es el hombre que más rueda en España, y saca jugo a todas las localizaciones. A veces trabajas mucho para conseguir un espacio y el director hace unos planos cerrados del protagonista. Calparsoro no: él mueve la cámara, se ve todo siempre, y esto sube la calidad de la película”, concluye Valerio Marello. “En este proyecto las localizaciones son realmente muy chulas, muy buscadas por un equipo de cinco personas muy experimentado; hemos podido enseñar diferentes tipos de Madrid, con planos amplios de la capital y otros sitios más pequeños como Lavapiés o las casas de los terroristas, muy interesantes”.
Nuestro agradecimiento a Mario Vázquez y a Victoria González de Comunicación y prensa de Tripictures; y a Valerio Marello, Jefe de localizaciones, por su ayuda para la realización de este reportaje.